MÓDULO 2. REALIDAD AUMENTADA Y CIUDADANÍA DIGITAL
2.1 Primera Actividad: Tecnologías y Participación Ciudadana
En la presente actividad se busca poder analizar conceptos y
definiciones asociadas al uso de las tecnologías en el ámbito de la participación
ciudadana en los actuales sistemas democráticos en términos formales e
informales, para lo cual se proponen preguntas para el debate reflexivo en los
foros dispuestos en plataforma.
Analizar el proceso de integración de las tecnologías emergentes como
las RA en el ámbito ciudadano y político, mediante el debate abierto basado en
preguntas problema para la apertura y valoración uso de tecnologías en ámbitos
ciudadanos.
Ya hemos mencionado el poder que se
genera cuando las personas se reúnen y "actúan de común acuerdo",
poder que desaparece en cuanto se dispersan. La fuerza que las mantiene unidas,
a diferencia del espacio de aparición en que se agrupan y el poder que mantiene
en existencia este espacio público, es la fuerza del contrato o de la mutua
promesa
Hanna
Arendt, La condición humana
¿Qué oportunidades y
amenazas se observan para los modelos democráticos y participativos el uso
activo de plataformas sociales?
¿Qué posibles
beneficios podría entregar la RA para fortalecer la participación y la
organización comunitaria bajo el paradigma del activismo cívico?
La gamificación es una práctica y una
técnica (cada vez más extendida en la comercialización de productos y
servicios) que emplea mecanismos propios de los juegos con el fin de potenciar
la motivación, la concentración, el esfuerzo o la fidelización, creando
experiencias atractivas que inspiren la acción e involucren al usuario.
Estas técnicas han llegado también a la
política y a los procesos electorales. Las aplicaciones móviles y los minisites
destinados a elecciones son el entorno ideal para la aplicación de esta
tendencia en la vida política. La política se desplaza de la valla publicitaria
a la política de bolsillo. Para las elecciones europeas, la apuesta por estas
aplicaciones por parte de las instituciones y los partidos es muy notable,
explorando prácticas y usos innovadores. Y van mucho más allá de la pura
información: apuestan por la creatividad.
El juego y la creatividad son
motivadores del voto. Llaman a pensar y a informarse mejor, así como las
páginas de chequeos electorales. No, la política no es un juego, pero jugar es
una manera natural de aprender y conocer. Su vida es móvil. Y sus relaciones
empiezan (y acaban, muchas veces) en las pantallas. La política empieza a
comprenderlo.
Las aplicaciones móviles destinadas a
jornadas electorales son, aunque caduquen en una fecha determinada, cada vez
más utilizadas, por la información que pueden ofrecer y por su uso práctico
antes y durante esa jornada electoral.
Estas aplicaciones tienen cada vez un
mayor uso político.
Es el caso de las aplicaciones de los
diferentes candidatos en cada elección, y también de herramientas móviles para
el activismo y él puerta a puerta, o las meras aplicaciones informativas y
actualizadas al segundo en la jornada electoral, como hemos visto. Pero hay
otra versión de las aplicaciones que pueden tener mucho que decir en el futuro y
que ha empezado a usarse −tímidamente− por parte de algunos partidos.
Es el caso de la aplicación Appgree,
usada ya por Equo. Se trata de una aplicación destinada a posibilitar la toma
de decisiones en grupos muy grandes y en un corto espacio de tiempo. La app
permite, por Antoni Gutiérrez-Rubí ·37· ejemplo, preguntar a los miembros de
una organización, en este caso un partido político, sobre el lema que deberían
llevar a una manifestación, el sentido del voto de un grupo de diputados en el
Congreso o acerca de la toma de una determinada posición ante un hecho puntual
que copa la actualidad informativa y que, hasta ahora, se tomaba en el seno de
los órganos de dirección de la formación. Los móviles, la política de bolsillo,
nos ayudan a seguir la actualidad, en tiempo real, y cada vez va a ser más
común el uso de estas herramientas, y su profunda mejora, para acercarse más y
más a nuestras necesidades informativas y de decisión.Una de las razones por
las cual surge esta necesidad de incorporar más dinamismo y proactividad es el
cambio generacional. Esta «generación gamer» espera experiencias de
gratificación inmediata, donde la retroalimentación, la recompensa y la
sociabilidad son fundamentales. En este contexto, las fuerzas políticas se han
dado cuenta de que los juegos son un nuevo espacio para la acción y la
comunicación política por su atractivo, su potencial uso intergeneracional y
por su gran aceptación entre la población joven.
Internet:
Un
ecosistema fértil para la política. Internet se ha convertido en un ecosistema
dinámico y fértil para la participación ciudadana. No únicamente porque aporta
nuevas posibilidades a las metodologías tradicionales, sino porque genera
dinámicas propias a través de sus participantes. La adopción y adaptación al
medio, fruto de su naturaleza, es más relevante por parte de la acción política
que se sitúa al margen de la oficialidad que por parte de esta. Si bien la
transformación de los partidos políticos −organizaciones tradicionales en la
mayoría de los casos− es lenta y, a menudo, tosca, los movimientos sociales y
los «nuevos partidos» incorporan la lógica de la inteligencia de las multitudes
en su acción. Recientemente hemos constatado, en el caso de la iniciativa
legislativa popular impulsada por la PAH, la influencia que los movimientos
sociales pueden tener en la acción política «oficial». Frente a un escenario
desolador, la agenda política debe y, de hecho, articula ya nuevas respuestas a
una sociedad más interconectada y autónoma.
La
construcción del «nosotros» es clave para un proyecto político democrático. De
la circunstancia personal al horizonte colectivo. De los problemas individuales
a las soluciones colectivas. Para esta concepción coral, plural y colectiva (es
decir: democrática), el discurso emocional puede permitir nuevas alianzas en lo
público y para lo pú- blico desde posiciones individuales (e individualistas).
Las emociones socializan. Y esta posibilidad de reencontrarnos en un nosotros
colectivo puede regenerar la política y la democracia. No estoy hablando sólo
de técnica (tradicional abordaje de los expertos, oficios y profesiones de la
comunicación política), estoy hablando de compromiso político personal y
colectivo.
En
este escenario, el mundo local tiene una gran importancia en la propuesta de
metodologías participativas, ya que la identificación de temáticas y grupos de
interés resulta más evidente. De la misma forma, la fragmentación territorial
generará nodos que permitirán compartir buenas prácticas para la política en
red.
En
definitiva, la cultura digital y su tecnología social no sólo cambian nuestros
modelos de comunicación, organización, creación de valor, acción e intervención
políticas… sino que pueden ser el ecosistema natural para modelos renovados de organización
de lo público y de lo político.
La
Generación Apps representa la socialización definitiva de las tecnologías de la
comunicación y la información en un porcentaje elevadísimo de la población. Las
consecuencias de este masivo uso de las tecnologías no son únicamente nuevos
recursos sino nuevos marcos relacionales entre usuarios, y entre usuarios y
marcas. Convertir estos ecosistemas en oportunidades ya no es sólo un reto sino
una obligación para las organizaciones.
Estas son
algunas de sus claves, según Antoni
Gutiérrez-Rubí:
Interés y atracción. La pantalla, las pantallas, como la
ventana más poderosa para captar la atención es el «hábitat» más natural de la
nueva era de los juegos. Los juegos «son nuevos y modernos»… y despiertan más
curiosidad que otras herramientas de comunicación y acción política.
Interacción
y participación activa. De
espectador a jugador. Aspecto clave que conecta con la demanda de nuevos
protagonismos políticos por parte de la ciudadanía.
Competición. La posibilidad de competir y ganar a
otros usuarios (que pueden formar comunidades) es muy atractiva y estimulante.
Motivación. Los juegos introducen elementos de
desafío y reto que los hacen muy vinculantes y virales.
Recompensas. Los reconocimientos y premios generan y
atraen compromiso (engagement) aumentando la visibilidad y notoriedad de los
jugadores… y del juego.
Viralidad
y notoriedad. Las características
tecnológicas de la mayoría de los juegos políticos les permiten ser
especialmente útiles en las redes sociales, estimulando la viralidad y la
difusión.
Movilidad. Finalmente, sus versiones para tabletas
y dispositivos móviles les hacen especialmente atractivos para la vida
contemporánea.
Resumen
Las
redes sociales acogen nichos de personas con perfiles homogéneos dentro de la,
de suyo, heterogénea red de redes. El paradigma de esta tendencia
universalizante no ha pasado desapercibido para el mundo de la mercadotecnia,
la publicidad y por tanto la comunicación persuasiva en todos sus aspectos. Sin
embargo, una de las aplicaciones que sin duda llama más la atención e interés
es su reciente aplicación al mundo de la política. Muchos son los personajes
públicos que tienen su blog, su canal de vídeo en Youtube, su fanpage en las
redes de moda y que por ello obtienen una retroalimentación informativa
automática a los pocos segundos de su publicación.
¿Estamos
entonces ante una política mucho más participativa en la que el elector es
capaz de dar su opinión (y que se tome en cuenta) en cuestión de segundos, o es
simplemente una maniobra de mercadotecnia en tiempos de crisis para ahorrar
costes y acercarse (y ganar) a un votante joven cada vez más acostumbrado a
consumir este tipo de comunicación? Sea como fuere, estamos ante un nuevo
panorama comunicativo y político que conviene sea analizado meticulosamente.
Apuntes recogidos en la red:
Los móviles dejan de
ser sólo teléfonos para convertirse en el instrumento más versátil, global y potente
que nunca hemos disfrutado. Cada vez más pequeños, cómodos y completos, estos
nuevos dispositivos se adaptan bien a nuestra vida en movimiento.
Esta es una de las
características más importantes de esta tecnología social: que relaciona
personas construyendo comunidades de intereses, pero que también −y a la vez−
las empodera, anima y promueve la acción autónoma y creativa de los usuarios.
Los teléfonos inteligentes ya son parte de nuestra vida cotidiana. La gente
habla directamente entre ella e interactúa mediante WhatsApp, de forma
inmediata y a cualquier hora y lugar.
Life Mobile Style es,
seguramente, el concepto más transformador del comportamiento social e
individual que hemos conocido hasta ahora. Esta vida provoca grandes
transformaciones en las pautas de consumo y de uso personal y profesional, que
son bien conocidas por Antoni Gutiérrez-Rubí ·45· el mercado e ignoradas por la
política. Lamentablemente, los actores políticos y las instituciones no han
comprendido que la política móvil es el escenario de mayor innovación para la
recuperación de nuevas prácticas de comunicación, organización y creación de
valor.
También el uso de WhatsApp tiene cosas que decir en torno a
la acción política y a las campañas electorales. El equipo de campaña que antes
lo entienda antes podrá aprovechar las capacidades que una herramienta así
permite para la acción política del día a día, y que resumiría en 5 características:
Posibilidad de crear
grupos orientados a la acción, así como grupos temáticos, territoriales y
operacionales entre los activistas. Se trata de comunicación en directo y
planteamiento de acciones en tiempo real, que se pueden discutir rápidamente
aunque entre estos activistas disten decenas −o miles− de kilómetros. Desde
idear una acción en concreto a avisar de una noticia, discutirla y tomar una
decisión al momento. Se podrían acabar, también, algunas tediosas reuniones y
las respuestas que llegan tarde y mal.
Posibilidad de un
nuevo lenguaje audiovisual. Texto, imá- genes, vídeos, emoticonos… pueden ser
compartidos entre los miembros del equipo. No son largos y aburridos informes
de acción, sino materiales cortos y muy visuales. La creatividad en el lenguaje
es muy superior gracias a la posibilidad de combinar palabras, emoticonos y
recursos.
Creación de nuevos líderes. Se trata
de liderazgos naturales en los grupos, en función de la capacidad de crear
opinión y aportar buenas ideas, y en función del tiempo que dedique a la
campaña. Afloran líderes y lo hacen por su talento, no por su cargo. También el
lenguaje ·46· Tecnopolítica es más cercano entre todos, incluyendo al candidato
o candidata, y a los responsables de campaña.
Posibilidad de hacer circular con
rapidez elementos audiovisuales en tiempo real. El teléfono permite grabar
vídeos o tomar imágenes en vivo y compartirlos entre todos los activistas para
que sean subidos a la Red. Es un nuevo lenguaje audiovisual, que conecta con el
lenguaje al que están acostumbrados las nuevas generaciones: vídeo, audio,
imagen e infografía. La rapidez es un factor competitivo en el ecosistema
digital y en la creación de la agenda pública.
Respuesta rápida. En una campaña
electoral, la respuesta rápida a situaciones inesperadas (noticias imprevistas,
ataques de oponentes, oportunidades en agenda) es clave. El wapp permite
establecer protocolos de actuación, coordinar respuestas y movilizar recursos
humanos y técnicos en el tiempo adecuado y de la forma más eficaz. Los mercados
son conversaciones y, ahora, relaciones inteligentes y en la palma de la mano,
en tiempo real. Y parte de la política tradicional, todavía, no ha comprendido
ni lo uno, ni lo otro. En las próximas campañas electorales (o de primarias) el
diseño WhatsApp para la organización, comunicación y creación políticas… será
decisivo.
La sociedad decepcionada, crítica y
muy informada, tiene en sus manos herramientas para monitorizar y fiscalizar
las actividades políticas: la política vigilada. Ausentes la rendición de
cuentas exhaustiva y la transparencia que un buen sistema democrático requiere,
los ciudadanos han pasado a la acción. La tecnología se ha convertido en un
instrumento para la movilización social que, de una manera extraordinariamente
atractiva y potencialmente muy democrática, permite ejercer un control cívico
del poder político.
España
Nuestro
país (y nuestra política) tiene un gran déficit en cultura matemática. Hay
buenos profesionales, pero no hay un reconocimiento a la profesión y nuestra
arquitectura de datos públicos disponibles es muy baja en relación a la media
europea. No es extraño que seamos uno de los poquísimos países que no tiene
−todavía− legislación sobre la transparencia y que el Open Data y el Open
Government estén muy retrasados en su desarrollo. Además, en España, el reto es
doble: la producción de datos brutos y el know how para su análisis. No se
trata sólo de producir los datos sino de saber analizarlos (cruzarlos,
ponderarlos) y convertirlos en información útil para su reconversión en votos.
Cada detalle cuenta. Convertir los datos en comportamientos es la clave, para
comprender el fondo de los votantes
Este
tipo de activismo ciudadano nos ofrece nuevos cambios y nuevos escenarios:
1.
Hay «más de una versión». Permite el contraste y la verificación.
Amplía el registro narrativo y abre focos de interpretación para la ciudadanía
y los medios. No a la impunidad. ·96· Tecnopolítica
2.
Tiempo real. «Está pasando, lo estás viendo» era el
lema de CNN. Hoy, con el streaming, Twitter, etc., es el tiempo del «está
pasando, lo estamos haciendo». De espectador a actor, en tiempo real.

3.
Narrativa de las multitudes. Estas iniciativas se nutren
de retazos, de fragmentos… pero la cooperación y colaboración (el crowdsourcing
social y político) ofrecen una narración coral, distribuida y plural. Es una
mirada múltiple.
4. Geoposicionamiento. Gestión
de los datos. Voces e imágenes geolocalizadas que permiten mejores
interpretaciones y contextualizaciones de lo que está sucediendo. Es el mundo
multiformato (texto, audio, imagen…) y multiplataforma (tabletas,
móviles-smartphones, portátiles…).
5.
Protagonismo ciudadano. Cada activista es un reportero en
potencia, un creador de relato y un «vigilante democrático». Política vigilada
Big Data
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Democracia 2.0: La política se introduce en las redes sociales
David Caldevilla Domínguez
Santiago del Estero dic. 2014
CONFIGURACIONES
DEL PODER Y LA POLITICA: PERSONAJES Y REPRESENTACIONES
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1514-68712014000200017
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METODOLOGÍAS PARTICIPATIVAS M a n u a l
Social networks, power and citizen participation
Teresa Ayala P
Innovación
ciudadana Inteligencia colectiva para el empoderamiento glocal
Participar es compartir, es decir, es
comunicarse y relacionarse. Comunicarse no solo potencia la confianza y la
complicidad, sino que también fortalece y optimiza el conocimiento, le hace
fluir en un sentido bi-multi-direccional donde todos los agentes tienen la
oportunidad de cumplir el doble rol de receptores y emisores de mensajes y, en
consecuencia, tienen la oportunidad de aprender, de innovar, de modificarse
mutuamente. Estas dos primeras “ces” (comunicación y conocimiento) que nos
indican que los sujetos integrados y en contacto directo son parte de grupos
que se encuentran anclados a un lugar, se sintetiza en el sentimiento, en la
identidad que se construye con relación a los otros (alteridad), produce una
tercera “ce”, el acceso a la conciencia que a su vez permite el paso a tomar
parte de las decisiones que le afectan. Es decir, no es posible la conciencia,
sin ser y estar, y no es posible el tomar parte de las decisiones, sin sentirse
parte. Finalmente, la acción integrada es una acción inteligente que construye
el proceso que se traza con estrategias relacionales, de compartir, de
cooperar, de corresponsabilizarse de forma continuada. Es decir, el sentido de
proceso nos indica que éste no solo es un medio para alcanzar determinados
objetivos, sino que también es un fin en sí mismo porque recrea la democracia
participativa de forma permanente
Los Partidos y la democracia participativa
En el primer lustro del siglo XXI hemos asistido y comprobado la sucesión vertiginosa de fenómenos significativos y diversos que son resultado y, en ocasiones, respuesta, al modelo de crecimiento productivista y neoliberal desarrollado en el último cuarto del siglo XX. El estreno del milenio viene marcado, en un primer momento, por las movilizaciones de resistencia global que consiguen frustrar el encuentro de la denominada Ronda del Milenio de la OMC en noviembre de 1999 en Seattle, y el ciclo de protestas que le siguen en los años siguientes. En un segundo momento, desde otra mirada, el milenio se inicia con la guerra global personificada en los atentados del 11 S y los atentados que le siguen en otras grandes ciudades del centro, y en las guerras “preventivas” de Afganistán e Irak, generándose así un círculo vicioso en torno a la amenaza bidireccional global, atentados-guerras-quebranto de derechos ciudadanos-atentados.
De otra parte, las
grandes catástrofes naturales que se vinculan cada vez con mayor certeza al
cambio climático y en general a la desbocada dinámica entrópica del capitalismo
global: los grandes incendios forestales en Australia, Sur de Europa y EE.UU., las
grandes inundaciones en Centro Europa y China, los persistentes y cada vez más
frecuentes huracanes en el Mar de China, el Caribe y Centro América, las
grandes sequías en África y el Sur de Europa, a lo que hay que añadir los
grandes terremotos y otras catástrofes vinculadas más directamente al modelo de
productivismo extremadamente mercantilizado, o desregulado, como puede ser el
caso del Prestige; y la inquietante emergencia de las enfermedades globales,
como el SIDA, el mal de las vacas locas, la neumonía asiática, o la gripe
aviar, conforman eso que se ha venido a denominar como sociedad del riesgo.
Nos enfrentamos, en
nuestras sociedades contemporáneas, a una creciente complejidad, y no sólo por
las múltiples dimensiones que intervienen en su conformación, sino también por
las paradojas que se producen en ellas, tales como la simultaneidad que se
establece entre la unidad y la diversidad, la dualidad y la segmentación,
la singularidad y la pluralidad, el sujeto y la humanidad, lo viejo y lo nuevo,
lo local y lo global, la riqueza y la pobreza, la inclusión y la exclusión, el
uso de la violencia y la ética... que nos revelan nuevos contextos y,
aparejados a ellos, la elaboración de nuevos marcos interpretativos que se
intuyen en múltiples síntesis, que se dejan ver en la búsqueda de nuevos
equilibrios y de nuevas alianzas: la glocalización, la nueva ciudadanía, la
línea de dignidad y la nueva ética.
El protagonismo de
los movimientos sociales en la conformación de los marcos interpretativoses
innegable, no podríamos considerar la conciencia ambiental actual sin el
movimiento ecologista, o los avances alcanzados en la igualdad de géneros sin
el movimiento feminista, y así un largo etcétera. La historia de la modernidad
estuvo ampliamente determinada por los movimientos sociales, fundamentalmente
por el movimiento obrero, pero la postmodernidad en donde son crecientes nuevas
oportunidades vinculadas a la interconectividad y a la interactividad, y
precisamente por ello, se encuentra fuertemente influenciada por los nuevos
movimientos sociales y su versátil capacidad de juego entre las paradojas. Los
movimientos sociales, en sus búsquedas, se presentan así como nexos de
asociación, como motivadores y a la vez interpretadores de las síntesis que se
producen, que intuyen, que se construyen, entre los pares de conceptos
paradójicos expresados más arriba. Pero veamos más detenidamente la
idiosincrasia de las síntesis, de los nuevos equilibrios que se piensan, que se
luchan, que se proponen, que se construyen. Éstas son nuevas perspectivas de
reflexión y de elaboración para los movimientos sociales que manifiestan la
complejidad en un entramado heterogéneo de dimensiones que se traban entre sí.
Técnicas de manipulación mental de
masas.
Referencias:
http://es.wikipedia.org/wiki/Lavado_de_cerebro
http://manuelgross.bligoo.com/20120908-los-top-10-metodos-de-manipulacion-mental-en-la-sociedad-contemporanea
http://periodismo-alternativo.com/2014/06/19/top-10-metodos-de-manipulacion-mental-en-la-sociedad-contemporanea-2/
http://pijamasurf.com/2011/01/top-10-metodos-modernos-de-control-mental-de-las-masas/
https://www.youtube.com/watch?v=vEEqDz_CsQg
La ciudadanía y la democracia en su
obligada simualteneidad establecen un proceso histórico dinámico, recurrente e
inagotable que en su desarrollo viene a resolver, a través de su capacidad
mediadora y dialógica, múltiples paradojas: el ser y el estar; la norma y la
libertad; el individuo y la colectividad; la intimidad y la relación social; la
identidad y la alteridad; el prójimo y el ajeno; lo próximo y lo lejano; los
derechos y los deberes; lo privado y lo público; la inclusión y la diferencia;
lo universal y lo particular; lo local y lo global... La resolución de las
paradojas se refiren siempre al sujeto (individual o colectivo), se refiren
siempre al ciudadano como sujeto que tiene derechos y deberes políticos y, en
consecuencia, responsabilidad sobre la gestión de los recursos y sobre el
gobierno de un territorio, de una ciudad, de una nación, de un Estado.
Originariamente la “polis”
es el “lugar” construido (el hábitat) y apropiado por el sujeto que
desarrolla derechos y deberes políticos como estrategia para satisfacer las
necesidades humanas, entre ellas las más relevantes: la de entidimiento, la de
participación la de creación, la de identidad y la de libertad, y que podemos
resumir en aquel viejo proverbio aleman de que “el aire de la ciudad nos
hace libres”. Así en un primer estadio de su desarrollo la ciudadanía
estaba vinculada a la ciudad. Los ciudadanos lo eran de una ciudad accediendo a
los derechos por adquisición de los mismos y no por transmisitón adscriptiva.
Marshall, T. H. (1950), “Citizenship
and Social Class” en Marshall, T. H. Y Bottomore, T., Citizen (...)
Si bien los derechos de ciudadanía,
tal y como establece T. H. Marshall en un texto ya clásico sobre la ciudadanía,
fueron apareciendo de forma gradual bajo la influencia de corrientes
socio-políticas y agencias diferentes, pero siempre bajo el marchamo de la
conquista de los derechos de libertad por parte de los ciudadanos. Marshall
apunta que es imprescindible para esa construcción de la ciudadanía la
inclusión de los derechos civiles, junto a los derechos políticos y los
derechos sociales. Los dos primeros, los derechos civiles y los derechos
políticos, más particularistas, pero protagonizados por el republicanismo, se
produjeron contra el Estado-nación autoritario y lograron transformar éste en
un nuevo tipo de Estado liberal. Mientras que los derechos colectivos por la
igualdad, derechos económicos y sociales, obtuvieron importantes conquistas por
el movimiento obrero bajo la influencia de corrientes socialistas a lo largo de
la segunda mitad del siglo XIX para consolidarse en la primera mitad del siglo
XX.
Para explicar esta inclusión de los
derechos sociales, Marshall, hace referencia a otra trilogía a través de la que
se construye esa plena ciudadanía: el tiempo, el espacio y la agencia. El
tiempo se refiere al proceso histórico y secuencial que lleva a los derechos
universales de la ciudadanía y para lo que fue necesario una ruptura con el
espacio que hasta entonces adscribia la ciudadanía a una comunidad
politica determinada como era la que se construia en la ciudad. Para Marshall
era necesaria la superación de éste estrecho localismo que significa una
limitación para la expansión de la ciudadanía; y, finalmente, la agencia que se
refiere a los sujetos históricos, a los grupos sociales en ascenso que
protagonizan los movimientos en pro de la ciudadanía en cada estadio histórico.
De este modo el despliegue de las
distintas generaciones de derechos van a aparejadas al desarrollo del
capitalismo y la consolidación del Estado-nación. Desde esta visión somos
ciudadanos de un Estado, de un país y no de una ciudad o de una localidad. Si
bien, en el marco de la globalización económica la tendencia a la pérdida de
protagonismo y soberanía de los estados nacionales, que en la última etapa del
proceso de construcción de la ciudadanía son los que han tenido el monopolio
sobre su definición, suponen un freno al proceso permanente de construcción de
la misma y lleva a pensar en otros ámbitos políticos y territoriales dónde este
proceso pueda continuar en su vertiente más activa. Parece que los nuevos retos
de la ciudadanía se vuelven a discutir desde una doble perspectiva que tiene
muchos puntos de vinculación: buscar una alternativa entre el liberalismo
desregulador y el burocratismo estatista; y redescubrir la
configuración de su base territorial.
La entrada en escena de la
problemática ambiental y el creciente contacto entre culturas (flujos
migratorios, difusión cultural occidental, etc.) ponen de relieve nuevos
fenómenos que tienen su proyección en una ampliación de los derechos
presentando cierta correspondencia con la emergencia de nuevas esferas de
soberanía que cohabitan con el Estado-nación. La pérdida de peso de éste deja
paso a nuevos actores políticos y estrategias en el ámbito global, pero también
en el ámbito local. Éstas nuevas esferas de soberanía precisan de su propia
mirada de la ciudadanía y se corresponden con nuevas generaciones de derechos a
ellas aparejadas.
Así, junto a las tres generaciones
de derechos tradicionales vinculadas al Estado-nación aparecen con fuerza los
derechos ambientales que no pueden circunscribirse a un territorio acotado,
sino al conjunto del planeta. Entran en juego los derechos de la humanidad a un
patrimonio que es común, en primer lugar ambiental, pero extensible a todo el
patrimonio cultural, histórico, económico y a un medio social exento de
violencia. Se preconiza el acceso equitativo a los recursos del planeta como
unos derechos humano y se pone en cuestión la propiedad particular, o al menos
esta se debe limitar por la existencia de una propiedad colectiva de los
recursos que son irremediablemente comunes. Emerge así una cuarta
generación de derechos, lo que algunos han denominado como bienes públicos y
otros como derechos republicanos, que han emergido durante el último cuarto del
siglo XX y que han motivado el refuerzo de una creciente conciencia globalista
sobre la sostenibilidad ambiental y la solidaridad como estrategias irrenunciables
para corregir la sociedad del riesgo que afecta a cada uno de nosotros
independientemente de nuestro origen nacional o cultural. Bresser-Pereira
(1995-2000) los define como los derechos colectivos o pluri-individuales a
la res públicao al patrimonio público que en su dimensión
económica incorpora el derecho de todos los sujetos a que los recursos
económicos, sean estos de carácter estatal o no estatal, no sean
utilizados como intereses individuales y corporativos protegiéndose de la
codicia y del lucro particular y asegurando su utilidad social y
eficiencia universal. Mientras, que en su mirada ambiental
preconiza los derechos del ecosistema, el respeto a la biodiversidad y por
extensión el derecho de las otras especies vivas a su existencia vinculándose a
los propios derechos de la humanidad como especie.
TEP (Tecnologías del Empoderamiento y la Participación), Activismo
Digital y e-ciudadanía.
Tendencias en programas
de alfabetización informacional para empoderar a las personas y a las
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Venezuela registra más de 30 millones de suscriptores de
telefonía móvil
Leer más en: http://www.conatel.gob.ve/venezuela-registra-mas-de-30-millones-de-suscriptores-de-telefonia-movil/
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Video con Silveira Sartori, Ademilde de la Universidad Estatal
de Santa Catarina de Brasilen el marco del VI edición del Simposio "Las
Sociedades Ante el Reto Digital" en la Universidad del Norte. Disponible
en: https://www.youtube.com/watch?v=AcWaLixuxfs
Webs citadas
Democracy Re-loaded
(Traficantes de Sueños),
Segundamano,www.segundamano.es


















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